sábado, 11 de octubre de 2008

Chinkultic

La noticia saltó a los periódicos: el 3 de octubre fuerzas policíacas federales (PFP y AFI), apoyados por policías estatales, desalojaron violentamente a campesinos indígenas que estaban en posesión y administrando el sitio arquelógico mayas de Chinkultik, en el estado de Chiapas.

Los policías dispararon sobre la población civil indefensa. Cuando un vecino de otra población transportaba solidariamente en su camioneta a tres heridos graves, fue detenido en la carretera que lleva a Comitán. Los policías que lo detuvieron lo asesinaron a balazos tras rematar a los heridos. De todo ello fue testigo la esposa del chofer, que lo acompañaba y llevaba en brazos a su hijo de tres años. La señora se salvó porque un uniformado le indicó: “Señora, métase a la cabina, yo la cubro; soy padre y tengo hijos”. Hubo heridos, la prensa del 5 de octubre habla de diez. Los muertos fueron más, totalizando al menos seis.

Parecería que no hay más, pero la señal que me da fuerza para seguir bogando, la encontré espigando en la narración de los hechos que hizo durante algunos días un periódico nacional. Los pobladores de Miguel Hidalgo, en cuyos terrenos ejidales está el antiguo centro ceremonial de Chinkultic dijeron que “ahora más que nunca” pelearán porque la zona arqueológica sea administrada por el ejido. “Ya está más que pagada con seis vidas”.

Las cursivas son textos sacados del periódico La Jornada.

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