Todavía hay miles de campesinos mexicanos que hace eso. Hay indígenas que lo hacen no por necesidad, sino por elección conciente.
Quien teje así su trabajo está tejiendo futuro.
Buscando el rumbo en las estrellas se encuentran los sueños que se agazapan detrás
No soy experto en fenómenos marinos, pero algo se oye alguna vez o se obtiene del saber común. Resulta que desde mucho tiempo antes que los europeos se toparan con América, una corriente marina indispensable para que Inglaterra fuera habitable, la actualmente llamada Corriente del Golfo, llevaba a las costas inglesas, bajo la superficie del Atlántico, agua templada con la energía térmica adquirida en este continente, tan viejo como aquél, evitando que el Mar del Norte comunicara sus temperaturas cercanas a los cero grados al asiento del reino unido anglosajón. Algo parecido sucedía ya en las costas americanas del Pacífico con otra corriente que, desde las aguas de Centro América, permite desde hace mucho tiempo que la bahía donde actualmente está Vancouver tenga temperaturas menos heladas que otros puntos con la misma latitud.
Total: bajo de la superficie marina, ya esté en calma o movida por tormentas tropicales, huracanes, monzones o como se les llame, se mueven fuertes corrientes que le dan rostro al mundo que conocemos. En el mundo físico eso pasa ¿Por qué no habrá de pasar en el social?
La superficie social podrá estar en calma. Algunos pensarán que nada cambia ¡Que nada puede cambiar! “¡La gente es tan conformista!”
La superficie se agita mientras las ondas de la televisión permanecen en el aire con la noticia conmovedora, pero apagado el televisor todo parece volver a la calma de lo eterno. En el fondo un maremoto se puede estar gestando, o corrientes bien definidas puedes avanzar y acercarse al lugar a donde apuntan. Desde nuestras rocas, aparentemente inmóviles, podemos otear esas señales. Conviene que estemos preparados.