Ayer, en el periódico “La Jornada” se publicó la primera parte de un artículo de Ángel Guerra Cabrera, titulado “Cuba: la esperanza”.
El autor nos recuerda que el 8 de enero de 1959 llegó a la Habana “la Caravana de la Libertad, [ ], que cumplió un objetivo primordial al reafirmar tempranamente y con toda claridad el carácter profundamente popular de la revolución”. Mas abajo dice que sin el apoyo popular “no habría sido posible el contundente triunfo obtenido [ por la revolución cubana, que] (desmoronó no sólo la dictadura de Batista y sus cuerpos represivos, sino el aparato estatal y la institucionalidad en que se sostenían la dominación imperialista y oligárquica desde la intervención yanqui de fines del siglo XIX)”
Ángel Guerra demuestra en su escrito que por ése y otros motivos Cuba sigue siendo una esperanza. Estoy totalmente de acuerdo y recalco: si ese pequeño país pudo hace cincuenta años derruir al sistema capitalista dentro de sus costas, apenas a unos cuantos metros de la mayor potencia capitalista, se vuelve a demostrar que los de abajo sí podremos arrasar esa estructura de explotación y muerte, aunque como dice Pedro Miguel en “Navegaciones” del mismo día en la Jornada, no tengamos para hacerlo más que un tecleado de computadora.
1 comentario:
Bueno, si. Pero ¿no fue -también-porque los gringos se durmieron? es decir... creyeron que les convenia y luego ya era tarde (claro, cuando reaccionaron les patearon el culo, ¿pero se los hubieran podido patear si hubieran reacionado antes?). Sólo me pregunto.
Y mucho, mucho, mucho.
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