¿El índice de un libro? No.
¿La lista de libros prohibida por la iglesia católica? Tampoco.
El dedo; sí, el dedo índice; y de la mano derecha, para información más precisa.
Ése, el dedo índice de la mano derecha, es lo que chupó hasta los seis años bastante entrados el que supuestamente va a ser izquierdoso. Se chupaba el dedo de la mano derecha y mostraba con ello cosas atípicas: chuparse el dedo a los seis años no es muy común; seguramente los sicólogos dirán mucha cosas de un niño que a esa edad todavía chupa dedo y los otros niños de la edad también dirán algo ¿Quiénes estarán más cerca de lo cierto? ¿Los sicólogos o los niños cuando se burlan?
Pero chuparse el dedo a esa edad no era lo único atípico; eso de chuparse el dedo índice y no el pulgar, como parece que es la costumbre, tampoco es muy común.
Nada de lo anterior anuncia un izquierdoso. Sí augura un ñoño. Y más ñoño si además de seguir mamando a los seis años (¿sería eso lo que el subconsciente del chamaco se imaginaba?, ¿el subconsciente tiene imaginación?) a esa misma edad le pide insistentemente a su mamá que lo lleve a la escuela ¿Para qué? Ni él mismo lo sabía con certeza ¿Por qué? Ni siquiera ahora él mismo lo imagina.
Seiscientos diez y ocho formas, más o menos, se ensayaron para que aquel infante dejara de chuparse el dedo. Ya se contarán algunas. Aunque muy lejana a lo izquierdoso, también se contará cuál fue la definitiva.
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